El sector bancario recibió un golpe de realidad en el 2020 en relación con su nivel de transformación digital. Abruptamente su capacidad de respuesta y flexibilidad tecnológica fue puesta a prueba. Hoy sabemos que sin lugar a duda 2021 será decisivo, pues nos encontramos ante la consolidación de las eras tecnológicas.
Las eras tecnológicas tienen un período definido, marcado por el surgimiento de la siguiente era, sin embargo, estos períodos no siempre coinciden con el auge o moda presente en las diferentes localidades a nivel mundial, así el “new black” en máximo apogeo en un país, podría estar en un outlet de la temporada pasada en otro.
Esta es la era de la transformación digital inteligente y se convertirá en la clave de la supervivencia de los bancos. Dicha transformación conlleva un cambio de infraestructura tecnológica, adaptando tecnologías de clase mundial, pues el ritmo es vertiginoso y la banca no se pueden dar el lujo de esperar por desarrollos internos eternos. Dichas tecnologías deben ser robustas, y acompañarse de un cambio cultural. Adicionalmente seleccionar y sumarle lo que es llamado disruptivo, como la delegación de tareas humano-responsivas en inteligencia artificial, machine learning, robótica, la ciberseguridad, el internet de las cosas (IOT), el 5G, la computación cuántica, realidad aumentada, virtual, y los servicios personalizados al cliente en lugar de ofertas estándar, entre otros.
En este marco tecnológico, es donde surge la pregunta ¿Podré abordar la nueva realidad o era que apunta a un cliente, como dueño de mi plataforma y sus datos?
Así es, el cliente decide y la banca lo sabe. El cliente tiene la capacidad de decidir sobre nuestra infraestructura, qué quiere tener disponible en los distintos canales con los que interactúa (omnicanalidad), en una infraestructura paga por su empresa, controlando desde los datos que se intercambian hasta qué comprar, y así los canales bancarios se convierten en competencia de gigantes tecnológicos, ¡vendiendo de todo!
A lo largo de los años he visto el proceso de transformación de muchas instituciones financieras y comparto a continuación, las dos claves para que sea de forma inteligente.
No reutilizar tecnología
No se debe entrar a ejecutar iniciativas pendientes de mejora sobre la plataforma actual, no hay espacio para pensar en reutilizar tecnologías existentes solo para rescatar o preservar la inversión realizada.
“Reutilizar las piezas de un televisor de rayos catódicos en un televisor led, podría ser el peor camino de actualización de una compañía de televisores, así que creer que usar bases de datos relacionales, en la época de “memory computing”, y bases de datos columnares solo porque son intangibles, no es una mejor decisión”
Lo correcto es que se utilice una plataforma tecnológica integrada, uniforme y congruente de principio a fin por diseño desde su adquisición, ojalá que responda a un único proveedor o a una mínima cantidad de proveedores.
Simplicidad integral
Es una pérdida en todos los sentidos colocar en los sistemas, capas y capas de intermediación tecnológica, procesando en masa datos reciclados en un nuevo front-end, para encubrir la compleja realidad, porque la transformación digital inteligente busca la simplicidad integral, en procesos, en sistemas, en procedimientos, etc., para poder aumentar la capacidad de adoptar las próximas tecnologías.
La búsqueda no la puede realizar el departamento que estará amenazado de perder su trabajo o de tener que afrontar lo desconocido o perder gran parte de su experiencia, es simple sentido común, ¡Tendrá que hacerlo el negocio!, a menos que quiera que su recomendación para la nueva tecnología sea muy similar a la situación y proveedores que tiene hoy en día, de la cual busca evolucionar.
Es fundamental definir a lo interno una nueva unidad de negocio, que involucre al área de creación/diseño de nuevos productos o bien al área de innovación; en conjunto con operaciones, contabilidad y negocios. Dicha unidad debe perseguir esa simplicidad sin temor al fracaso en el lanzamiento de nuevos productos. Debe erradicarse la desmotivación, causada al imaginar el esfuerzo que implicaría crear una nueva compañía u operación.
No es aceptable perder de vista que se diseña una nueva operación, por eso es necesario involucrar a todas las áreas, debe incluir a contabilidad. En mi experiencia, he visto que las personas compran una aplicación que le llaman Core que no realiza asientos contables. Lo correcto sería llamarlos gestores de flujos de proceso o plataformas de integración, ya que resuelven la complejidad del front-end, pero a un alto costo para el comprador, al venderse con un concepto comercial incompleto para ser Cores y bueno habría que mencionar también la pericia o situación en la que el comprador realiza una compra con un hoyo tan evidente, en la era de las tecnologías completas e inteligentes, pero eso es otro tema.
¿Por qué mejor no dejar el elefante donde está y crear ese nuevo producto con mayor agilidad?, realmente aseguro que en el mercado ya existe una solución tecnológica completa o con cobertura cercana al 80% para el giro de negocio que tiene, ahora bien, si no la consiguió y se aseguró que el responsable de la búsqueda tecnológica no fue su departamento de tecnología, entonces no habrá alternativa, hagamos transformación digital, pero eso debería ocurrir en el menor de los casos.
La invitación es a crear una compañía simple, que solo vende un par de productos, los de mayor consumo esperado o bien ese nuevo producto en el que quiere incursionar. Visualizar capacidades potenciales que lleven a la siguiente era tecnológica con mínimo esfuerzo, después de todo con la experiencia acumulada en su nicho de negocio, una nueva compañía que crezca vía microservicios, con la filosofía “un producto a la vez”, será mucho más fácil poner en marcha, que mover el elefante tecnológico actual, ¿no lo cree?
Si algo se complica amenazando la puesta en marcha o tiene que aumentar su índice de intermediación tecnológica, debe regresar a un solo producto, piense que debe tener capacidad de crecer en microservicios entregados de principio a fin, en su mayoría, en una misma plataforma o casa de aplicaciones, en el mercado de servicios financieros salga a comprar esa Fintech que le apertura ese nuevo mercado y le proporcione la simplicidad que busca, llave en mano.